Soy Mario, amigo de Andres, de Ciudad Bolívar, tenía buenas referencias de el y recuerdo que me presenté durante una actividad política en la Universidad Bolivariana, conversamos brevemente, alli me enteré que compartiamos muchas cosas entre ellas la nacionalidad de origen la República Argentina, también que era de José C. Paz, donde el vivió y donde yo me inicié como medico en el Hospital Duhau,y por supuesto nuestra afinidad política siempre alineada en favor de los desposeidos. Pasado un tiempo me invitó a un asado en su casa por intermedio de un amigo y compatriota común Rubén Meneses, a partir de ese compartir iniciamos una amistad bonita.
Me es dificil pensar que ya no está entre nosotros, prefiero pensar que se fué de viaje y que en otro momento nos reencontraremos y así será indefectiblemente, debe estar muy bien donde esté porque así él lo merece.
Será dificil para todos los que lo conocimos prescindir de sus opiniones y consejos, de su facilidad para analizar las situaciones más complejas, de su capacidad de ver el sendero más conveniente, será dificil olvidar su humor para ver cada cosa.
Será dificil ver a su inseparable compañera Maria sola.
En los próximos asaditos en mi casa, no recordarlo, comiendose todo y bromeando con todos los presentes, eso será imposible.
Amigo Andres, nos jugaste una última broma con tu inesperada partida, recuerdo que hablamos por teléfono unos minutos antes de que nos dejaras, con tu tipico humor me preguntaste como había quedado el asado del día del padre, con la enorme pena de tu inasistencia, como imaginarme que sería un último contacto.
En casa mis hijos Marito y Amalia y mi esposa Josefina te recordaran toda la vida, te ganaste nuestro eterno cariño. Gracias Andres.
Mario Alfredo